¿Por qué Asuncionista?

Porque encontrándonos con comunidades asuncionistas podemos tener encuentros que nos hablan de Cristo. Hombres que asumen su humanidad, poniéndola en común, vueltos hacia Dios con un solo corazón y una sola alma.

Porque San Agustín nos invita a descubrir el tesoro de una existencia en búsqueda del Maestro interior. De una vida interior que busca y no descansa hasta reposar en Dios.

Porque el Padre Emmanuel d’Alzon, fundador de los Asuncionistas (Agustinos de la Asunción), ha enseñado a sus hermanos cómo conciliar fidelidad y creatividad, franqueza en la vida fraterna y lucidez en los compromisos apostólicos, audacia misionera con la fragilidad del apóstol.

Porque la búsqueda de Reino de Dios permite llenar una vida. Porque las obras lo pueden manifestar. En el mundo de los medios de comunicación, de los jóvenes, de la reflexión intelectual, de la solidaridad, de las peregrinaciones, de la educación etc.

Porque el ecumenismo es una urgencia y necesita apóstoles audaces sobre el terreno.

Porque la mundialización del mundo puede ser trabajada sólo desde el interior, por la experiencia de las comunidades fraternas internacionales.

Porque el mundo de las empresas, de las prisiones, de las facultades, de los hospitales, de las parroquias, y de las familias representa a la vez tantas tierras prometidas en donde Dios quiere hacer alianza con el hombre que lo busca.

¿Cómo avanzar?

Paso a paso …

Primero tomando contacto con una comunidad, o un hermano, o un laico asuncionista. Tiempos de retiro, peregrinaciones, actividades solidarias también les serán propuestas a lo largo de año. ¿Por qué no participar? Para empezar a darse cuenta de que hay otra manera de comprometerse en la vida, otra manera de creer, otra manera de acompañar.

Posibles lecturas también. Las Confesiones de San Agustín son imprescindibles, sin duda alguna. El hermoso testimonio de una vida transfigurada por Cristo.

Y luego experimentar durante un tiempo suficiente la vida de una comunidad en la escuela de San Agustín, conservando en lo posible los compromisos profesionales o de estudios. Esto para comenzar un ritmo de oración en común y personal, para verificar la alegría de compartir con otros, de tomar parte en sus proyectos apostólicos.

Por lo demás, dejar al Espíritu que actúe, durante el tiempo que se nos dé para madurar. Y para hacer una elección en la vía del Evangelio.

¡Con Cristo, siempre adelante!

Un hermano asuncionista.